Uruguay posee una geografía rica en paisajes variados, desde pequeños cerros y paraísos termales, hasta las más exclusivas playas y ciudades donde la cultura se armoniza de manera perfecta con el turismo.
Las villas y pueblos uruguayos albergan grandes saberes y tradiciones populares, y resultan lugares paradisíacos para quienes buscan escapar del stress de la vida urbana.
Pueden estar en los rincones más alejados de las capitales departamentales, en medio de las sierras, sobre la costa o bien en el centro del país y visitarlos es una excelente oportunidad para conocer recetas únicas, escuchar viejas leyendas y para recuperar bellas prácticas cotidianas que, debido a la vorágine de las grandes urbes, van quedando en el olvido.
En poblados de Tacuarembó, como San Gregorio de Polanco, es posible descubrir su gran acervo artístico y el primer museo a cielo abierto de Latinoamérica, o como Valle Edén, el lugar donde en Uruguay recordamos a Carlos Gardel.
El tango es una de las más genuinas y originales expresiones culturales del Río de la Plata.
Nacido de la fusión de las tradiciones musicales de origen africano y de los ritmos e instrumentos europeos y criollos, es un fiel testigo de la historia cultural de la región.
La gestación y evolución del tango ocurrió tanto en Montevideo como en Buenos Aires y un ejemplo tangible lo constituye la obra "La Morocha", compuesta en Buenos Aires en 1905 por el uruguayo Enrique Saborido, así como el tango "Mi Noche Triste", escrito en Montevideo por el argentino Pascual Contursi en 1916.
El "himno" de todos los tangos, "La Cumparsita", fue escrita por el uruguayo Gerardo Matos Rodríguez en 1915; del mismo modo, Carlos Gardel, de reconocimiento internacional, en Uruguay es considerado nuestro más grande intérprete del tango.